Asuncion Perez Cotarelo
Juan Trova
Juan Trova
Gustavo y Juan Trova
Teresa (Que dulce Mirada) y Juan Trova
En uno de esos días en que la vida te empuja, sin más remedio, a darle un “bocao” a la muerte, un “bocao” de esos que se atraganta desde el principio y que, al final, resulta ser sumamente indigesto; en uno de esos días en el que, además coincidía que era Viernes 18 de Marzo, ese día esperado y señalado en rojo en la agenda como el día en que nuestro amigo Juan Trova cantaba en el Palacio de los Condes de Gabía.
A pesar de tener una tempestad de sentimientos en mi dolorido corazón, como más tarde cantaría Juan en la primera de sus canciones, no podía faltar a aquella cita. Pensé que sus canciones podrían actuar de bálsamo curativo en mi herida y me dispuse a dejarme llevar por la música de su guitarra y su voz. Escuché por primera vez a Juan en la graduación de mi hija y entonces, no solo me gustó su música, sino también de qué forma supo meterse en el bolsillo con suma sencillez a aquel joven público.
Al igual que todas las noches de los viernes desde que comenzó este homenaje a Enrique Morente, Asunción Pérez Cotarelo, diputada de Cultura introdujo la velada con merecidas palabras de halago dirigidas hacia Juan Trova, como músico y como persona comprometida con cualquier proyecto cultural.
En aquella noche del Viernes, Juan supo alternar sus canciones con relatos sobre su vida personal, familiar y su recorrido profesional como músico; nos obsequió con un amplio repertorio de canciones y sólo con su guitarra y su voz y gracias a su sencillez exenta de cualquier artificio, supo crear un ambiente acogedor y cercano.
En varias ocasiones hizo referencia a aquel cariñoso homenaje que se hacía a Enrique Morente desde el corazón, dedicándole varias canciones. En algunas canciones y en casi toda la segunda parte de la velada, Juan estuvo acompañado por el percusionista Gustavo Reyes.
Fue de destacar la interpretación de la canción Cantares de Juan Manuel Serrat, donde consiguió erizarnos la piel con su maestría y sensibilidad al interpretar aquel poema de Machado.
Juan cerró la noche con dos canciones escritas y dedicadas a sus hijos, dando un toque de envidiable ternura a la noche.
Juan Trova desde el escenario, tejió hilos de complicidad que danzaron de forma invisible entre todos los que asistimos como público a aquella entrañable velada, y de algún modo nos estrechó en una sonrisa común y en un agradecimiento a Juan por aquellos momentos tan gratificantes que nos hizo pasar.
En mi caso, la música de Juan Trova aquella noche consiguió disipar la tempestad y dibujar en mi alma un arco iris de emociones positivas que me hizo ver la noche con mejor color.
Maria José León.
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