Eva Manzano
Llevo todo el fin de semana pensando que deseaba sentarme a
escribir lo que había sugerido en mí el
concierto de Juan Trova al que asistimos el pasado viernes día 8 de Marzo, para
compartir nuestra experiencia desde dentro; pero no encontré un momento con la
serenidad suficiente ni en mi interior
ni en el entorno que me rodeaba.
De pronto, hoy con las prisas de la mañana del lunes, me
levanté tarareando torpemente una de las canciones que cantó Juan en el concierto: “Al
abordaje”, y me han entrado ganas de llevarme el disco y hacer hoy lunes un
monográfico de Juan en la escuela; por mí hubiese hecho dictados y cuentas de
sumar con las canciones de nuestro amigo cantautor. Seguro que Juan me hubiese entendido porque creo que los
niños hacen que tintinee su corazón; precisamente en su nuevo disco “Canciones
para guitarra y banqueta” le ha dedicado la canción “Niños” a los pequeños del
mundo más desfavorecidos. Quizá no hubiese sido serio llevar el disco al
colegio, pero ganas no me faltaron; de todas formas de tanto como he cambiado
el disco de lugar, escuchándolo por aquí y por allá, no lo encontré en el
momento oportuno.
Pero llego a la noche
con la misma inquietud, sigo tarareando la misma canción, por fin
encuentro el disco y, mientras lo
escucho con alto volumen, intento
perderme por la casa, que nadie me encuentre, o por lo menos que tarden un
rato, para poder plasmar aquí
experiencia y sentimiento.
Se me ocurre volver al episodio del tarareo y compararlo con
una semilla que se siembra sin saber si brotará o no, y lo interpreto como que esas canciones que
se colaron en mis oídos en la noche del viernes, después de juguetear entre
recuerdos pasados y experiencias presentes
dentro de mí, una vez que han hecho cosquillas agradables en mi interior, han
germinado en forma de tarareo, y de esta forma algo que salió de un corazón y
de un pensamiento, una vez que salió fuera de ese cuerpo de cantautor fue capaz de llegar a otros corazones a
través de sus oídos.
Teatro Caja Granada, 9 de la noche, un escenario inmenso con
guitarras, banquetas y otros instrumentos preparados; Juan Trova se sentó en el
centro de aquel escenario sobre la banqueta más alta; pensé: “se le ve pequeño
en este escenario tan grande”. Juan comenzó a presentar el espectáculo, sin artificio
ninguno, con la naturalidad de siempre, creando un ambiente de familiaridad con
los que estábamos sentados frente a él, que nos hizo sentirnos parte del
espectáculo. A lo largo de la noche Juan Trova nos deleitó con una velada llena
de canciones, supo crecer en aquel escenario, supo llenarlo con su voz y la
música de su guitarra; estuvo acompañado por su hijo Juan Angel, por amigos
como José Luis Pareja o Alberto Ruiz por su grupo Mangrana y acompañado en
muchas de sus canciones por el percusionista Gustavo Reyes.
Canciones como
“Niños”, “Al abordaje”, “Sforzinda” junto a otras ocho más, coronadas por la
canción protesta “Ya está bien” nos hicieron disfrutar de una noche increíble
en la que Juan Trova supo derrochar buen humor, fuerza, complicidad, ternura y
sensualidad, ingredientes que hicieron a Juan Trova convertirse en un gran
Principito de pelo ensortijado, que supo conquistar aquel gran escenario y los
corazones del público asistente.
En la dedicatoria que Juan escribió en su disco decía “Gracias
por venir”, y yo le contestaría: gracias a ti, fue un verdadero placer y no es
una frase hecha, es una frase sincera.
Maria Jose León Callejón
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